Sentencias del Quijote (Número uno)

 

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana» Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Pero esto importa a nuestro cuento; basta que en la narración del no se salga un punto de verdad. Es pues de saber que este sobre dicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los mas del año, se daba a leer libros de caballería. Llego a tanto su  desatino en esto que vendió muchas hanegas DE TIERRA DE SEMBRADURA, PARA COMPRAR LIBROS DE CABALLERÍA, EN QUE LEER

UNA SENTENCIA

"El necio en su casa, ni en la ajena, sabe nada"

Miguel Cervantes
(1547 - 1616)
Portada de la Primera
Edición Madrid 1605

 

Sentencias del Quijote (Número dos)

Llenósele la fantasía de todo aquello que Leia en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos. heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles y asentósele de tal modo la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leia, para él no había otra historia mas cierta en el mundo.

Decía él que el Cid Roy Díaz había sido muy buen  caballero, pero no tenia que ver con el Caballero de la Ardiente Espada (Amadís de Gracia) que solo un revés había partido por medio de dos fieros y descomunales  gigantes, mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque  en Roncesvalles había muerto a Roldan el encantado, valiéndose de la industria de Hércules cuando ahogó a Anteo, el hijo de la tierra entre los brazos.

UNA SENTENCIA

Y quien lo contrario dijera, dijo Don Quijote: "le haré conocer que miente. Volver el tiempo a ser una vez que haya sido, no hay en la tierra poder que a tantos se haya extendido"

Sentencias del Quijote (Número tres)


 

Frecuentemente en los medios de información aparecen las profundas sentencias y máximas de Cervantes; el más destacado exponente de la difusión del idioma español aunque este intelectual escribió su obra en español antiguo; acción circunstancial que impulsó a los cultores del idioma a renovar sin alterar el sentido los términos utilizados, estabilizar la ortografía, esclarecer la semántica e introducir notas aclaratorias en los diccionarios y escribir prefacios y prólogos en las numerosas ediciones de su obra estelar "Don Quijote de la Mancha".

La intención de este columnista es interpretar algunas notables sentencias de Cervantes, preservando que no surjan agravios comparativos con otros escritores que piensan o interpretan en forma disímil.

"Un caballero se avergüenza si sus palabras son mejores que sus hechos", Cervantes intenta decirnos que si una persona es leal consigo mismo, no pueden surgir dicotomías entre sus palabras y sus actos; restando su credibilidad

"Confía en tiempo que suele dar dulces salidas a las amargas dificultades el tiempo", Cervantes infiere que el tiempo, como constante inexorable de la finitud, es la mejor y certera esperanza para que, una situación o contingencia casi insoluble, se metamorfosee con los días, los meses y los años, y se transforme en una salida inesperada y agradable.

"La buena amistad no debe ser sospechosa en nada", sobre la amistad, Cervantes es categórico pues cuando surge la amistad, se debe aceptar al amigo en la totalidad de su personalidad, es decir, tal como es, sin prejuicios ni adelantos para reformarla. De esta forma se erige una amistad indestructible.

"Cada cual es como Dios lo hizo y aun peor muchas veces", Cervantes nos conduce a comprender la herencia genética de la persona, que nunca es torva, solo cuando la persona se pierde y conduce su vida negligentemente.

"La senda de la virtud es muy estrecha; el camino del vicio es ancho y espacioso", esta máxima es muy significativa pues nos introduce al conocimiento de las virtudes, clasificadas en cardinales y morales y que dignifican a las personas cuando se las practica, tanto en los pensamientos como en los actos y el ingreso de ellas en el espíritu como habito es difícil; por lo contrario, el vicio para enraizarse en la persona no le exige sacrificio alguno; solo dejarse llevar y exacerbar el nivel de la ilicitud, pues los delitos leves ya no le satisfacen.

"Que puede haber amor sin celos, pero no sin temores", cuando uno ama puede controlar los irreprimibles celos, si se propone con voluntad y como elevación de su espíritu, empero, el temor siempre estará latente como expresión tácita de nuestra imperfección.

"Hacer el bien a villanos es echar agua al mar", Cervantes nos ilustra que la acción de hacer el bien a la gente que nos hace daño, es como arar en el mar (S. Bolívar), o sea su inutilidad, empero, se contrapone a la enseñanza divina de Jesucristo "haz el bien sin mirar a quien", entonces, se elimina la consideración de la cualidad de la persona, sea buena o mala.

"El arrepentimiento es la mejor medicina a los males de alma", el arrepentimiento es como la redención sincera de actos no consecuentes con el prójimo o el sentimiento de pesar por haber hecho o dejado de hacer algo. Este proceso, como lo infiere Cervantes, es uno de los más significativos a disposición de los humanos.

"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho", quien lee mucho esta elevadamente preparado para entender, comprender y arbitrar las situaciones humanas, así como interpretar fielmente lo que otros piensan en sus escritos, acción que provee a la persona que lee y viaja la universalidad, porque sabe mucho y los libros y el conocimiento de otras latitudes son la fuente de esa sabiduría.

Fue muy grato intentar interpretar a este extraordinario intelectual, cuya inagotable imaginación nos condujo al mundo de Don Quijote, como obra de continua investigación hasta llegar a la verdad en la profundidad de su pensamiento.

UNA SENTENCIA
La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde

Sentencias del Quijote (Número 4)


 La justicia como valor fundamental del caballero

Cervantes nos describe a Don Quijote como un hidalgo al que las lecturas de los libros de caballería le llevan a la necesidad de ser caballero andante para, a continuación y tras una serie de conquistas y empresas, poder ingresar en la caballería, que era recibir esta calidad de manos de un caballero, tal y como disponía el trámite a seguir para ingresar en la caballería según la Ley 11 del título 21 de la Segunda Partida.

El nombramiento como caballero implica el estricto cumplimiento y servicio de una serie de valores en los que destaca la justicia; así igualmente nos lo describen Las Partidas.

 Don Quijote es el caballero que lucha con ciega confianza contra los prejuicios sociales sin medir sus fuerzas, rayando en lo sublime, amando la caballería porque su carácter de derecho nobiliario le permite sobreponerse a la jurisdicción ordinaria, con un espíritu recto y en aras de sus grandes causas.

Cervantes nos relata situaciones que para el resto de gentes, incluido Sancho, son incomprensibles, están fuera de contexto. Su locura, su hermosa locura de autoproclamarse el brazo ejecutor de la Justicia no nos hace pensar, como a primera vista pudiera parecer en un demente. Un caballero, a veces fuera de contexto, distorsionado, casi de otra época, se enfrenta con los valores imperantes, con solo las escasas armas de una lanza demacrada, un caballo desfallecido, una armadura oxidada; pero un honor, una rectitud en su actuar como caballero andante que hacen de Don Quijote un loco. Una bendita locura que hoy día echamos de menos.

UNA SENTENCIA

"Paréceme Sancho, que no hay refrán  que no sea verdadero, porque todos son sentencias salidas de la misma experiencia, madre de la ciencia"