Casimira de Ussoz y Mozi

Casimira de Ussoz y Mozi, era española y esposa de oídor  José Agustín Ussoz y Mozi, otro gran hombre señalado junto con sus colegas en el derrocamiento del indicado Pizarro. Al  anochecer del 25 de Mayo de 1809, incitó a la muchedumbre desde  sus balcones  de su casa, salio a vivar a los cholos para que participen  en el asalto a la ciudad  y atacar  la casa pretorial de García Pizarro. Desde mucho antes del 25 de mayo, junto a su esposo José Agustín, tuvo la valentía de oponerse al presidente de la Real Audiencia y de llamar traidor al virrey. En el combate del 25 de mayo, ambos alentaban desde su balcón "a los hijos del pueblo a que se convirtieran en soldados de libertad".

El nuevo Presidente de la Audiencia, el  Mariscal Nieto, desterró al oidor y su esposa doña Casimira. Esta digna dama, sufrió y aguantó serenamente, los ultrajes y vejámenes de las autoridades realistas, al ser amordazada públicamente, como escarmiento para los anónimos ciudadanos que habían apoyado la insurrección del 25 de Mayo y desconocido la autoridad de Goyeneche.

Cómo no subrayar la destacada participación de las cholas chuquisaqueñas, preclaras y olvidadas protagonistas de los escritos convencionales. Entre sus trajines insurrectos, se relata que estas matronas de solemne presencia, azuzaron a los españoles con su léxico florido y adjetivos picantes, rasgándose las enaguas para ser utilizadas por los revolucionarios como cabezales para los escobillones de limpieza de los cañones, luego de cada disparo.

Por lo antes indicado, de ninguna manera queda relegada la importancia del accionar de los insignes personajes revolucionarios, fue importante y mucho, pero había que reconocer el arduo trabajo de la mujer en los sucesos libertarios. En algunos casos, sus acciones fueron olvidadas, en otros desprestigiadas y en más de los casos, se  aplicó displicentemente la filosofía del no importismo (No me importa, y si importa, tampoco me importa), por el sólo hecho de pertenecer al género femenino. Tarde o temprano llegará el tiempo en el que hombres y mujeres sean tratados como dos seres iguales y que ninguno tenga notoriedad o descrédito por ser lo que es.