MADRID  (ESPAÑA)

Dr. Antonio Dubravcic Luksic
Sucre - Bolivia.

Los orígenes de Madrid se remontan al período prerromano, cuando la zona no era más que una región rural. Los restos de una basílica visigoda hallada en el emplazamiento actual de la Catedral de la Almudena, demuestran la gran probabilidad de presencia de asentamientos.
La primera constancia de un asentamientos permanentes es durante la época musulmana, con la construcción de una fortaleza defensiva junto al río. Se cree que el nombre de Madrid proviene de dicho asentamiento fortificado musulmán del siglo IX, llamado Mayrīţ.
Se piensa que dicha construcción se levantó muy cerca del actual emplazamiento del Palacio Real, en un promontorio junto al río Manzanares.

 

Madrid pasa a manos cristianas en 1085 y pasa a formar parte del reino de Castilla, prosperando y recibiendo el título de villa en 1123. El año de 1561 es clave para la historia de Madrid, ya que Felipe II traslada la corte real, ampliando su red de influencia y polo de atracción de población.
La Plaza Mayor, uno de los principales espacios de Madrid, es uno de los grandes proyectos del reinado de Felipe II.
Con el cambio de dinastía y la llegada de los Borbones, Madrid experimenta grandes mejoras en su infraestructura y urbanismo. Durante el reinado de Felipe V, se construye el Palacio Real y con la llegada del reinado de Carlos III, uno de los principales impulsores de estas reformas, Madrid se transforma por completo.

 

La primera muralla de Madrid se construyó durante el emirato de Muhammad ben Abd al Rahmman, entre el 850 y 866 y fue reforzada en el siglo X por el califa Abd al Rahmman III. Los sillares de la muralla se realizaron en cantería de sílex y piedra caliza, y se fueron ordenando en torno a torres de planta cuadrada dotadas de escarpes, portillos y posiblemente de almenas.
Envolvía un perímetro urbano de alrededor de 4 hectáreas de superficie, constituido por el alcázar y la almudaina, y los accesos se realizaban a través de las puertas de la Vega (al oeste), de Santa María (al este) y de la Sagra (al norte). Pese a haber sido declarada Monumento Nacional en 1954, ha sufrido daños de consideración en repetidas ocasiones. Sus restos más representativos se pueden contemplar en el parque del Emir Mohamed I, en las inmediaciones de la Cuesta de la Vega, junto al Palacio Real.

 

La misión era equipararla con las mejores capitales europeas. Es así como la ciudad fue dotada con sistema de alcantarillado, alumbrado público, parques, recogida de basuras, hospitales, y un mejor esquema urbano.
Durante su reinado se construyeron muchos de los grandes paseos, avenidas y monumentos de Madrid. Es así como se levanta el Paseo del Prado, el Parque del Retiro, la Puerta de Alcalá, se  encuentra en la plaza de la Independencia, frente a la principal entrada del parque del Retiro, y mirando a través de sus arcos hacia el oeste,  se puede ver la calle de Alcalá, con la Fuente de Cibeles, y al fondo, el edificio Metropolis que hace esquina con el inicio de la Gran Vía.
También se levantaron las fuentes de Cibeles y la de Neptuno, dos grandes iconos madrileños de la actualidad.

 

La Puerta del Sol es conocida por ser un lugar donde podrás encontrar algunos de los puntos turísticos más conocidos de toda España:
Kilómetro cero: Desde este punto empiezan todas las carreteras radiales de España. No hay turista que no se haga una foto en este característico enclave de la Plaza del Sol.
Estatua del Oso y el Madroño: es una famosa escultura de Antonio Navarro Santafé construida en 1967 en piedra y bronce, se ubica debajo del famoso anuncio de Tío Pepe, y representa el símbolo de la capital: El oso y el Madroño.
Reloj de la Casa de Correos: se trata del reloj más conocido de toda España por ser el lugar desde donde se emiten las campanadas de fin de año, ya desde 1962. Fin de año tiene en España una tradición muy particular: los 12 últimos segundos, todos los españoles se comen un total de 12 uvas (que corresponden a los 12 meses del año).

 

El Museo Nacional del Prado celebra en 2019 su Bicentenario y para conmemorarlo, durante todo el año, se ha planificado una programación especial que acoge numerosas exposiciones y actividades relacionadas con el museo. Una celebración donde se viajara y reflexionará sobre su historia pero con la vista puesta en el futuro.
El Real Museo de Pintura y Escultura, que en 1868 pasó a denominarse Museo Nacional de Pintura y Escultura y posteriormente a conocerse por el nombre de Museo Nacional del Prado, abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1819 acogiendo 311 pinturas de la Colección Real, todas ellas pertenecientes a autores españoles.

 

Su principal atractivo radica en la amplia presencia de Velázquez, el Greco, Goya (el artista más extensamente representado en el museo),​Tiziano, Rubens y el Bosco, de los que posee las mejores y más extensas colecciones que existen a nivel mundial,​ a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como Murillo, Ribera, Zurbarán, Fra Angelico, Rafael, Veronese, Tintoretto, Patinir, Van Dyck o Poussin, por citar solo algunos de los más relevantes. Muchos expertos la consideran una colección «de pintores admirados por pintores», enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde Manet, Renoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: «Este museo no es el más extenso, pero sí el más intenso».