HENRI TOULOUSE-LAUTREC,
 PINTOR DE LA NOCHE PARISINA

Dr. Antonio Dubravcic- Luksic

Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec
Nació el 24 de noviembre de 1864 en Albi, en el seno de una de las familias aristocráticas más importantes de Francia. Sus padres, Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa y la Condesa Adèle Tapié de Celeyran, eran primos en primer grado. Su familia se instaló en París en 1873. Cuando sus padres se separan en 1868, Henri quedó al cuidado de su madre.
Como consecuencia de la consanguinidad de sus padres, padeció una enfermedad que afectaba al desarrollo de los huesos llamada picnodisostosis y que se le empezó a manifestar en 1874. En el año 1878 sufrió la rotura de su fémur izquierdo, al año siguiente la del derecho, razón por la que sus piernas sufrieron un desarrollo anormal a causa de una enfermedad congénita que le provocaba falta de calcio, conservó un torso normal pero las piernas no le crecieron.

Sus habilidades para el dibujo fueron estimuladas por su tío, el conde Charles de Toulouse-Lautrec. Comenzó a pintar en 1878 en el taller de René Princeteau, pintor de temas militares y ecuestres. Más adelante estudió pintura con Joseph Florentin Leon Bonnat y Fernand Cormon

Frecuentó los cabarets del distrito parisiense de Montmartre, como el Moulin Rouge, y atrajo con su ingenio e hizo amistad con un grupo de artistas e intelectuales entre los que se encontraban el escritor irlandés Oscar Wilde, el pintor holandés Vincent van Gogh y el cantante francésYvette Guilbert. Visitante asiduo de el teatro, el circo y los burdeles. Los recuerdos e impresiones de los lugares y de sus personajes los plasmó en retratos y bocetos. Ejemplos son La Goulue entrando en el Moulin Rouge(1892, Museo Toulouse-Lautrec, Albi), Jane Avril entrando en el Moulin Rouge (1892, Courtland Gallery, Londres) y En el salón de la calle des Moulins (1894, Museo Toulouse-Lautrec).

En 1890 ya había madurado su estilo, se apartó del Impresionismo y se acercó decididamente a Edgar Degas, tal como revela el rico cromatismo, la importancia dada a la línea en la formación de la figura, y el lugar preeminente ocupado por las dinámicas figuras tomadas de la sociedad contemporánea y plasmadas en posturas características y naturales. El artista pretende dar a sus trabajos el aspecto sencillo y espontáneo del esbozo y, en realidad, a menudo sus formas se reducen a lo esencial hasta tal punto que parecen casi estilizadas. Realizadas con amplias pinceladas, sus pinturas y grabados son, en esencia, dibujos lineales. En las figuras, la cabeza aparece más acabada que el resto del cuerpo como si el ojo del pintor fuese el de una máquina fotográfica enfocada hacia un punto concreto de tal modo que el resto quedase desenfocado. Rechazando el claroscuro y el sentido plástico de la forma, se sirvió de una perspectiva descendente, cortante que recuerda tanto las estampas japonesas como el arte fotográfico de su tiempo. Su cromatismo es teatral y fantasioso, hecho de rojos oscuros y verdes. No fue un artista del plain-air: la luz, en sus escenas al aire libre, es cambiante y poco natural. Destacó, sin embargo, en la representación de la vistosa atmósfera de la vida nocturna, artificial, sórdida y densa.

A diferencia de los Impresionistas, Toulouse-Lautrec, insistió mucho en las expresiones de las caras para revelar un carácter o un estado emotivo, y exageró los rasgos hasta caricaturizar los rostros, fascinado por temas muy peculiares como prostitutas o criaturas marginadas por la sociedad, grotescas y, al mismo tiempo, profundamente humana. En 1891 dibujó su primer cartel por encargo del Moulin Rouge para anunciar a los bailarines La Goulue y Valentín le Désosse.

Su afición al alcohol deterioró su salud, y desde 1897 padeció manías, depresiones y ataques de parálisis en las piernas y en un costado. En ese año, sufriendo delírium trémens disparó a las paredes de su casa tratando de matar arañas imaginarias. Todo esto no le impidió seguir pintando hasta que en 1899 fue internado en un sanatorio mental, donde realizó una colección de pinturas sobre el circo.

Abandonó su estudio para refugiarse con su madre en el castillo de Malromé, propiedad de la familia, donde el 9 de septiembre de 1901 falleció.
En 1922 se inauguró el Museo Toulouse-Lautrec en el Palacio de la Berbie.

Jane Avril, una de las bailarinas del Moulin Rouge, era una persona solitaria y autosuficiente. Esta característica de su personalidad la podemos observar perfectamente en esta obra de Toulouse-Lautrec, excelente retratista del alma de sus modelos; quizá para reforzar esa autosuficiencia la ha captado saliendo de su lugar de trabajo, sin llamar la atención, ataviada con un discreto chaquetón y un casquete cubriendo su cabeza, con el rostro pálido y el cabello recogido. La figura, triste y oscura, se recorta sobre un fondo más claro obtenido con puntos y rayas amarillas que intentan sugerir la luz de múltiples lámparas de gas. Las figuras que aparecen tras ella están de espaldas, como indicativo de la escasa relación de la bailarina con su público, no como las demás divas del Moulin La Gaulue o Yvette Guilbert quienes no eran nadie sin público.

Bibliografia
• Lévêque, Jean-Jacques: Henri de Toulouse-Lautrec. París: ACR PocheCouleur, 2001. ISBN 2-86770-146-5.
• ADRIANI, G., Toulouse-Lautrec, London, Thames and Hudson, 1987.
• HUISMAN, P.H. y Dortu, M.G., Lautrec por Lautrec, Barcelona, H. Blume, 1982.
• Toulouse Lautrec Autor: Neret, Gilles Editora: Taschen do Brasil
• Henri Toulouse-Lautrec Autor: Monsa Editora: Monsa (Portugal)