Guerra del Chaco APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE LA MEDICINA EN
LA GUERRA DEL CHACO.  (AÑO DE 1933)

Dr. Gerardo Céspedes Gutiérrez

Este trabajo no es, de hecho, una obra científica rigurosa con estadísticas, listados, inventarios
de medicamentos e instrumental, pero tampoco es un anecdotario con imaginaciones. Todos
los personajes mencionados, hospitales,locaciones, etc, son reales. Cuanto afirmo o relato en este trabajo está respaldado por suficiente documentación que puede ser comprobada en cualquier momento.
Especialmente he leído la pequeña hemeroteca de mi propiedad en la que tengo completa la edición de "La Razón" del año 1933. Deben pues considerarse estos apuntes como una modesta contribución al estudio de la Historia de la Medicina durante la guerra del Chaco.No tienen otra pretensión.
En la contienda del Chaco intervinieron cientos de profesionales médicos, odontólogos, farmacéuticos, enfermeras, auxiliares, monjas sanitarias y personal de apoyo cuya labor no solamente se redujo a cumplir su obligación en el campo de la salud, si no que pasó en varias ocasiones al terreno de las acciones heroicas, en la misma línea de fuego. Resulta muy complicado y difícil establecer si determinado profesional de sanidad es médico, dentista o farmacéutico, ya que en la mayoría de las crónicas se dice, por ejemplo: "el teniente o capitán de sanidad fulano de tal, sin precisar su profesión, o se generaliza con el adjetivo de "doctores", sin indicar sus carreras.En general, el servicio de sanidad del ejército durante la guerra del Chaco tuvo una actuación destacada que desempeñó con gran sacrificio.
Sin embargo, a veces les llegaban críticas injustas de parte de los burócratas que seguramente no pisaron las arenas del Chaco.
Tal el caso del Dr. Landívar a quien se le atribuyó la práctica de hacer experimentos quirúrgicos con los soldados heridos. El Dr.Roberto Landívar, Director del Hospital Militar de Ballivián y Rector de la Universidad de Chuquisaca, en febrero de 1933 y ante las calumniosas publicaciones de la prensa de
entonces, dirigió el siguiente telegrama al Presidente de la República Dr. Daniel Salamanca y al Ministro de la Guerra Dr.Enrique Hertzog:
"El Diario La República de 19 de enero pasado, en un artículo "La guerra no es un campo experimental de cirugía", me calumnia vilmente. Pongo en su conocimiento que sobre cantidad de heridos que llevamos atendidos solo se ha practicado una amputación de brazo por gangrena gaseosa con curación paciente.
Cuerpo cirujanos Ballivián practica cirugía conservadora y se interviene en casos necesarios. Protesto existan periódicos en nuestro país que en momentos actuales se ocupen de calumnias. Mis estadísticas llevadas una vez cumpla mi labor será el mejor testimonio de lo afirmado. (Fdo. Landivar. Director Hospital Ballivián." (La Razón, martes 14 de Febrero de 1933 Pág 7 columna 5 con el título "Una protesta del Director del Hospital de Ballivián").
El 6 de febrero de 1933 el Presidente Dr.Daniel Salamanca emitió un decreto supremo para mejorar la atención de los heridos de la guerra del Chaco que se medicinaban en la ciudad de Potosí. Dice así: "Decreta. Artículo único. Autorízace a la Junta Humanitaria de Señoras y Comité Pro-Hospital para invertir con intervención de la Contraloría General de la República, de los fondos destinados a la construcción del Hospital Nuevo de Potosí hasta la suma de Bs 5.000 con destino a la compra de menaje y útiles para los dos pabellones que han sido habilitados para los heridos militares del Chaco." (La Razón, 15 de Febrero de 1933, página 8, columna 5).
Resulta pertinente hacer una aclaración. Se ha considerado "héroe" únicamente al militar que cayó herido o murió en el frente de batalla. A mi parecer tiene el mismo mérito el ciudadano, oficial o soldado de cualquier jerarquía o sexo, civil o religioso, que fue víctima de alguna enfermedad que en algunos casos le costaba la vida. Hay casos de monjas que adquirían alguna enfermedad seria por
picaduras de insectos o se contagiaban de los enfermos que atendían, algunas veces recuperaban de la enfermedad y otras perdían la vida. O personas que no morían en el campo de batalla, si no días, semanas o meses después por efecto de las heridas recibidas en los combates. Finalmente, los 50.000
muertos, sea en combate, por inanición, por haber sido picados por el mosquito anopheles,o por lo que fuere, entregaron sus vidas por la patria.
La Cruz Roja Boliviana envió a los hospitales de campaña una importante cantidad de instrumental,
vendajes, etc, para la atención de los heridos en la guerra, tal como informa el periódico La Razón en su edición del 16 de  Febrero de 1933, página 3, columna 3.
En esos mismos días el Banco Central de Bolivia inauguró en la avenida Arce de la ciudad de La Paz, en terrenos prestados o cedidos temporalmente por la familia Agramont, un hospital para atender a los
heridos y enfermos que actuaron en la guerra, corriendo con todos los gastos que demandara esta atención. El terreno es actualmente el parque "Bolivia" frente al hotel Radisson y va desde la avenida Arce hasta la calle Capitan Ravelo. El nosocomio después de la guerra funcionó muchos años como hospital de tuberculosos. (La Razón 21 de mayo a siete columnas, pág 9).
Para distraer a los enfermos y heridos de la guerra en fecha 15 de Febrero de 1933 se organizó y llevó a cabo una fiesta en el Hospital General , habiendo intervenido numerosos artistas nacionales y extranjeros . (Ver "La Razón " " Una fiesta en el Hospital de Miraflores", del día jueves 16 de febrero, columna 6 de la página 5).
Por esa época, y no encontrándose en campaña por haber sido evacuados, por razones de edad, salud, u otras, ejercían en esta ciudad de La Paz la medicina a favor de los pacientes y especialmente de los evacuados del Chaco los Drs. Félix Veintemillas, Aníbal Peña, Luis Francisco Jemio, Arturo Tejerína Mendieta, Eugenio Stohmann , Enrique Loup, Daniel Bilbao Rioja, Roberto Stazesky, César Adriázola, Salas Rosique, García Pradel y varios más.
En plena campaña, muere el Dr. Manuel Ergueta T, quien tuvo una notable actuación curando enfermos y heridos en su condición de Cirujano Mayor del Ejército. No es relevante el conocer si murió por herida de bala o por una enfermedad. Lo cierto, lo importante es que ofrendó su vida por la patria. (Ver La Razón,del 17 de Febrero de 1933, página 7, columna 6).
Por algunos días para efectuar trámites y conseguir medicamentos, llega del campo de batalla a La Paz el Dr, Enrique Berríos Vargas, Jefe de la Sección de Sanidad de la VII División.
El Dr. Berríos probablemente conoció todos los fortines del frente de batalla, ya que se movía constantemente de un lugar a otro para verificar personalmente el cuidado, tratamiento y trato que se daba a los heridos y enfermos. Varias veces se salvó, milagrosamente, de caer abatido por las balas enemigas, como sucedió en Nanawa donde, según testigos presénciales, balas paraguayas pasaron a centímetros de su cabeza.. El Dr. Berríos indicó que los profesionales médicos corrían exactamente el
mismo riesgo de los combatientes de primera línea, ya que se integraban a los grupos de ataque. El Hospital Saavedra estaba bajo la dirección del Dr. Jorge René Delgadillo y el de Muñoz, del
Dr. Valentín Gomez. De acuerdo a las propias palabras del Dr. Berríos, el hospital de Cuatro Vientos tiene capacidad de 250 camas eficientemente atendidas por el Dr. Reyes Davis, siendo Director el Dr. M. Tapia, para quienes los mejores elogios resultarían insuficientes.
Se construía como obra de gran prioridad la carretera Sucre-Lagunillas. Desafortunadamente más de quinientos trabajadores fueron víctimas del paludismo, lo que obligó al envío  de médicos y medicamentos para salvar la situación y proseguir con la obra que era importante para el envío de tropas al campo de batalla. (La Razón, 19 de febrero, página 3)
En Campo Jordán cayó herido el soldado farmacéutico Hugo Moreno Córdova, quien fue traído a
 La Paz para sus curaciones, que deseaba sean prontas para regresar al campo de batalla.
Muchas instituciones cooperaban con el país durante la guerra, y entre ellas debemos mencionar que la Compañía de Jesús, más conocida por los Jesuitas, inauguró un hospital propio corriendo con todos los gastos y designando Director al Dr. Julio Quintanilla.
El 25 de Febrero de 1933 La Razón publica en primera plana y en las siete columnas el
titular dice:

"PARAGUAY DECLARARA LA GUERRA A BOLIVIA DENTRO DE BREVES DIAS"
Las hostilidades habían empezado el año anterior y se produjeron batallas importantes con numerosísimas bajas de ambos lados. En realidad la guerra se inició con el ataque paraguayo a la guarnición de Laguna Chuquisaca el 29 de Junio de 1932, pero "oficialmente" fue declarada por el Paraguay ,í Bolivia en Mayo de 1933, es decir once meses después de iniciadas las hostilidades.
El día sábado 4 de Marzo de 1933 se publica en "La Razón", página 3 columna 1, una crónica sobre la partida al Chaco del Destacamento 111 de la capital de la República, y en ella se lee el siguiente párrafo:"El día de hoy han partido nuevamente al Chaco para continuar prestando sus servicios profesionales en la actual campaña los doctores  Ezequiel L Osorio, Presidente del Instituto Médico Sucre, y el Dr. Armando Solares Arroyo, Director del Instituto de Vacuna Antivariolosa del mismo. Ambos marchan a cumplir sus deberes de bolivianos con el más sano y acrisolado patriotismo, abandonando sus hogares y situación profesional." En esa ocasión, aparece la cueca "Destacamento 111 " que es cantada con mucho sentimiento por los componentes del regimiento: "mañana me voy,
muy lejos de ti..etc"

En Entre Ríos se instaló también un buen hospital para los evacuados de la guerra dirigido por el
Dr. Julio Pereira colaborado por los practicantes Samuel Villafane y Marcos Hurtado. Las jóvenes mujeres de la localidadcon el mayor entusiasmo atendían a los heridos y enfermos haciendo el papel de enfermeras y auxiliares.
En Santa Cruz, a pedido de distinguidas damas cruceñas, el Lloyd Aéreo Boliviano cedió en préstamo un amplio hangar muy cerca del aeropuerto El Trompillo, en el que se instaló que quedarían temporalmente en Santa Cruz  hasta proseguir a otros destinos. Todo el personal para la atención de dicho hospital, médicos, enfermeras, administradores, auxiliares, personal de limpieza etc fue reclutado entre voluntarios, sin paga alguna.
Tal era el deseo de jóvenes para servir a su patria que sin tener la edad exigida se presentaban para ir al frente de batalla. Para usar este personal se publicó en fecha 25 de Marzo el siguiente

AVISO MILITAR:
"Se pone en conocimiento de los aspirantes a enfermeros inscritos en el Hospital Militar que los cursos rápidos de enseñanza han de empezar el dia lunes 6 de los corrientes a horas 9 de la mañana."

El Dr. Roberto Landívar, llegó a la ciudad de La Paz a prestar un informe al gobierno sobre la actividad médica en la guerra. Como médico militar estaba prohibido de dar informaciones no autorizadas a la prensa, pero a insistencia de los periodistas dijo refiriéndose a la gran labor de los médicos en el campo de batalla "Tengo que hacer honor y mérito a estos cirujanos los Drs. Enrique Paz, Luis Nava, Alberto Mauri, René Nava Morales, Ricardo Cordero Coré y a los practicantes Cadima, Jorge Romero Loza, Jorge Castaño y muchos otros que al cumplir con sus deberes se han
revestido de la suficiente fuerza moral y cívica para realizar en aras de los soldados todo el
sacrificio de sus conocimientos científicos".

Por su parte, el editorialista dice del Dr. Landívar:
Dr. Landívar, aunque él no lo quiera, merece  la expresión máxima de agradecimiento y admiración del pueblo todo que, justiciero, sabe aquilatar los valores rectos, morales y forjados dentro de una ética absoluta de equidad y justicia. Estrechamos la mano del Dr. Landívar con beneplácito admirando en él al hombre en toda la expresión de la palabra."
Durante la guerra del Chaco las monjas de Santa Ana, que en su gran mayoría eran extranjeras, cumplieron una encomiable labor atendiendo a enfermos y heridos del Chaco.
Pero no es solo eso, bajo esa influencia, las ex-alumnas del Colegio Santa Ana también hacían esta labor como refleja la siguiente crónica:
"Varias personas que tienen sus parientes medicinándose en el Hospital Militar nos han hecho una visita para decirnos que las exalumnas del Colegio Santa Ana han estado en el hospital todos los días atendiendo a los heridos que curan sus heridas en esa casa de salud y que debe hacerse público el agradecimiento por esta noble actitud".
Resulta en cierta manera curioso el informe que da el cirujano del Regimiento Lanza 5 de Caballería Dr. Raúl Maldonado sobre su jefe el teniente coronel González Quint: el Dr. Maldonado dice que fue "testigo de la brillante actuación de González Quint y su bravura en la línea de fuego," lo que significa que elpropio Dr. Maldonado estuvo en el mismo lugar, es decir en pleno combate.
Se debe dejar constancia también que si bien por la naturaleza del conflicto bélico la mayoría de los miembros del servicio de sanidad eran varones, en varios casos llegaron hasta la línea de combate mujeres de las ramas de la salud a prestar asistencia a los heridos.Tal es el caso de la Srta Antonieta de la Riva Santa Cruz, subteniente de sanidad y alumna del cuarto año de medicina que junto a los
capitanes Braun y Busch fue destinada al fortín Muñoz.
Se hacían donaciones de instruméntal médico, medicamentos, gasas, vendas, etc para su envío al frente de batalla. Entre ellas resulta curiosa la donación que hizo el Dr. Zubieta, dentista de profesión, de 120 cepillos para limpieza de dientes para su distribución entre los enfermos.
Haciendo uso de una licencia por quince días, llegó a su ciudad natal Potosí el Dr. René Nava Morales, quien desde el iniciode las hostilidades actuó como médico y como combatiente en el frente de batalla.
Además era Director del Hospital de Ballivián.
Según crónicas de prensa, el Dr. Roberto Landívar, Rector de la Universidad de Chuquisaca y en el Chaco Director del Hospital de Fortín Ballivián, llegó a Sucre por pocos días para luego regresar al campo de batalla llevando una técnica nueva para transfusión de sangre que resultó muy exitosa y evitó amputaciones de miembros en los heridos.
Luego de varios meses en el frente de batalla,fue destinado a Villazón el Dr. José Montaño para que organizara el hospital de dicha localidad como el más importante de la retaguardia, en razón a que todos los evacuados  deberían necesariamente pasar por Villazón.
El trabajo del Dr. Montaño fue encomiable y con mucha actividad logró instalar el mejor hospital de retaguardia.
El jueves 23 de marzo de 1933 y habiendo sido atendido eficientemente de sus heridas por los médicos en campaña, fue evacuado en un avión trimotor el estudiante de cuarto año de derecho Hernan Siles Zuazo.
Un nuevo hospital para atender a heridos y enfermos de la campaña del Chaco instalan e inauguran los padres jesuitas en la ciudad de Sucre. Los alumnos de medicina de los últimos cursos se hicieron cargo de la atención personal de los internados, así como las damas de la sociedad chuquisaqueña que tomaron cursos rápidos de enfermería.
Eran también frecuentes los agradecimientos y homenajes públicos a los profesionales médicos que estaban en campaña. Cochabamba mediante todos sus medios saludé al Dr. Carlos Araníbar Orozco quien, dejando su curul como diputado por el Chapare, se incorporó al ejército para ejercer su profesión atendiendo heridos y enfermos que eran evacuados (La Razón 2 de abril, pág 6, col 3 y 4). Asimismo, los evacuados hacia la ciudad de Santa Cruz hicieron público su agradecimiento al Dr. Rossseti quien los acompañó y atendió de sus dolencias durante su viaje desde el frente de batalla hasta Charagua.
El Dr. Aniceto Solares, que posteriormente fue Ministro de Estado y Rector de la Universidad San Francisco Xavier, desde su destino en el hospital de Tarija hizo un vehemente llamado a las autoridades para que envíen suficiente cantidad de quinina para combatir los numerosos casos de paludismo que se habían presentado. Posteriormente, el 4 de Junio de 1933 el gobierno de la nación hace conocer que se ha adquirido la maquinaria necesaria para la producción de quinina, la misma que será instalada en una casa de Obrajes de la ciudad de La Paz y que producirá la cantidad de ocho kilos diarios del medicamento. La realización de este proyecto se debió a la iniciativa de los Drs Aniceto Solares y Luis
Prado Barrientos y el apoyo del Ministro de la Guerra Dr. Enrique Hertzog.
Varios o muchos de los mensajes de los heridos, enfermos y componentes de la sanidad en el Chaco, se enviaban y recibían mediante los miembros del Radio Club Boliviano, que tenía como principal labor prestar este servicio, para lo que se reunían en las instalaciones del Club de La Paz y de los Amigos de la ciudad.
El Dr. Carlos Rodríguez Rivas, profesional médico, y su hermano Julio, asistieron en la línea de combate a los heridos que iban cayendo en la intención de tomar presos paraguayos en el sector Jordán-Gondra y al tratar de evacuar a cuatro soldados heridos fueron víctimas de una emboscada paraguaya habiendo sido hechos prisioneros y llevados a Asunción. Se comentó que los hermanos Rodríguez Rivas tuvieron el tiempo necesario para escapar del acecho paraguayo, pero prefirieron mantenerse al lado de los heridos y caer prisioneros con ellos antes que huir. (La Razón, 4 abril 1933, pág 8, columnas 3, 4 y 5).
Consternó a la ciudad de Oruro, de donde era oriunda, el fallecimiento de la enfermera Lola Ramos ocurrido en el campo de batalla, en el hospital Muñoz, mientras brindaba asistencia a los soldados que la requerían y como efecto de las balas enemigas. (La Razón, del 29 de marzo de 1933, página 8, columna 2)
Requeridos los servicios del Dr. Casto Pinilla,el nombrado médico aceptó sin discusión el grado con el que se lo iba a asimilar y desinteresadamente, con un alto sentido de su misión patriótica y profesional, se incorporó como capitan de sanidad a la línea de fuego.(La Razón, 6 de abril de 1933, pág 8 columna 3)
Todo el pueblo de la ciudad de Cochabamba tributó una entusiasta recepción al Dr. Carlos Araníbar Orozco quien retornaba a su ciudad luego de permanecer siete meses en forma voluntaria como cirujano en las líneas de combate.(La Razón, 2 de abril, página 6,columnas 3 y 4)
La Cancillería Boliviana, mediante su titular Dr. Demetrio Canelas, se dirigió al Gobierno del Uruguay pidiéndole intervenga y solicite la inmediata libertad de los prisioneros de sanidad bolivianos que se encontraban presos en el Paraguay, ya que por tratados internacionales no se podía tener como prisioneros de guerra a los integrantes de los servicios de sanidad de los países en conflicto:
Dr. Eduardo Brito Dr. Edmundo Hassentheufel Sanitario Luis Jáuregui Oroza Sanitario José Parrilla Ugarte Dr. Carlos Rodriguez Dr. Julio Rodríguez Practicante Carlos Rodríguez Dr, Alberto Torrico
Dr. Jorge Yánez Ortíz El Gobierno Uruguayo actuó con la mayor celeridad y logró la libertad de los presos bolivianos de sanidad conforme a normas internacionales. (La Razón, 7 abril 1933, pág 7, columnas 3 y 4).
Al revisar la documentación de la época de la contienda del Chaco, encontré una carta verdaderamente conmovedora dirigida por los enfermos y heridos a la meritoria enfermera Srta Concepción Deheza. Dice así: "Tarairi. Abril de 1933. Señorita Concepción Deheza. Gran Chaco.
Buena hermana. Cuanto la admiramos y agradecemos por la abnegación con que cumple su mision en el sacrificio sublime por la patria ultrajada. Los que suscribimos esta carta nos encontramos comprometidos por eterna gratitud a usted, cuya labor desinteresada demuestra toda la grandeza de su espíritu. Buena hermana en Dios, siempre la recordaremos con cariño lo mismo que a los enfermeros Hugo Arellano, Gilberto Rojas y Francisco Licona, encarnación viva de una vida de sacrificio y elevación. Estas breves líneas sirvan para exteriorizar el profundo agradecimiento que le guardamos a
Ud. y a estos muchachos. Acepte Ud. Nuestra gratitud por sus sacrificios y desvelos que serán correspondidos. Buena hermana, al partir nuevamente al frente a cumplir con el deber llevamos el sentimiento de cariño y admiración hacia la enfermera que se olvidó de sí para sacrificarse por los enfermos que combatieron por la patria y que en todo momento estimuló con el ejemplo y la acción del patriotismo delsoldado. Respetuosamente, Alfredo Cevallos, sargento, S Parra, sargento, y siguen 21 firmas mas.
También es muy saludada y agradecida la enfermera Subteniente Raquel Peña Arauz,quien asistió casi en todos los hospitales de campaña y a pedido suyo regresó nuevamente al frente de batalla.(La Razón, 23 de abril, pág 3 col 4).
El Dr. Claudio Calderón Mendoza fue designado Director del Hospital de Villamontes, al que dotó del mejor instrumental para cirugía y logró el apoyo de las Siervas de María que para el trabajo de enfermería llegaron desde Buenos Aires.
El oficial de sanidad Hugo Quisbert Cusicanqui fue internado en el Hospital de Villamontes por haber sido herido en el frente de batalla combatiendo contra los paraguayos al igual que cualquier soldado.
Para reforzar la acción médica, en un avión del Lloyd Aéreo Boliviano partieron de Cochabamba al Chaco los médicos Drs James Price, Juan R Torres y José Prudencio Zegarra. Un prestigioso médico argentino, el Dr. Ricardo Hinze, donó cuatro cajones con instrumental y medicamentos para el ejército boliviano, (La Razón, martes 25 de abril, página 7, columnas 3,4 y 5)
La sociedad cochabambina y amigos del Dr. Walter Aguirre le ofrecieron una cena de homenaje por la labor que cumplió en el frente de batalla.
El Dr. Abelardo Ibáñez Benavente, prestigioso cirujano de la ciudad de La Paz, desempeñaba en enero de 1933 el cargo de Director General de la Sanidad Militar y en el cumplimiento de sus obligaciones viajaba la mayor parte del tiempo de un fortín a otro, de un hospital a otro, verificando las condiciones de trabajo del personal de sanidad en el Chaco. Luego de una inspección general, llegó a La Paz para prestar un informe a sus superiores. En dicha oportunidad declaró a la prensa que "todos los servicios de sanidad en el frente se hallan bien organizados y se encuentran en condiciones de prestar los mejores servicios a los heridos y enfermos, lo que se confirmaba con el dato de que apenas un tres por ciento de los enfermos eran casos fatales." Además, informó que todas las tropas habían recibido las vacunas antitífica, antivariolosa y otras.
En este trabajo sobre la medicina boliviana en la guerra del Chaco no se puede ni debe dejar de comentar las acciones y la personalidad del Dr. Mayor James Price de nacionalidad norteamericana , pero que se integró completamente al ejército boliviano haciendo donaciones importantes de instrumental y medicamentos y ejerciendo su labor de hábil cirujano y de combatiente , según sea la
circunstancia . Quienes conocieron a Price lo recuerdan con la mayor simpatía y afecto, ya que a su maestría quirúrgica sumaba su carácter siempre bonachón y sonriente y su fortaleza física para permanecer prácticamente todas las noches atendiendo a los soldados . (La Razón 4 enero 1933, pág 5, columnas 2,3,4 y 5).
En un informe que envió a sus superiores, el Dr. Price decía que su hospital portátil lo había instalado a doscientos o trescientos metros de la línea de fuego y que todos los sanitarios y camilleros, etc, desempeñaban su labor con espíritu de sacrificio que hace admirar el temple formidable de su raza. Añadía: "Estoy mas de diez años en Bolivia, trabajé en las minas y allí aprendí a quererlos y hacerme
querer".
"La Razón" en su número del 15 de Enero de 1933 publica en la página 6 un título en las siete columnas que textualmente dice: "Bolivia es mi segunda patria y puedo asegurarles que no pienso volver a la mía" nos dijo el Dr. Price.
Otro médico norteamericano que se integró al ejército boliviano fue el Dr. Franl_ Beck, y sobre los dos, Price y Beck, el General José L. Lanza en un homenaje que le rindió la sociedad paceña dijo textualmente:
"Todos han cumplido su deber de bolivianos.
Pero hay algo mas, señores, entre la pléyade de nuestros médicos y cirujanos se destacan dos extranjeros por su nacimiento, pero tan bolivianos como el que más. Me refiero a los Drs Price y Beck a quienes he visto trabajar denodadamente en los hospitales de vanguardia y retaguardia. Hago votos porque el Supremo Gobierno sepa otorgarles la gratitud que merecen."
El supremo gobierno de la nación mediante dos resoluciones supremas firmadas por el Dr.Daniel Salamanca y su ministro Remy Rodas Eguino, conceden en fecha 20 de marzo de 1933 la autorización a los Drs JamesPrice y Frank Beck, profesionales médicos norteamericanos, para que puedan ejercer su profesión en todo el territorio de la república. (La Razón, domingo 26, página 7 col, 1-2)
En el ejército boliviano estaban incorporados voluntariamente y actuaron con mucha eficiencia en el campo de la sanidad varios extranjeros, entre los que habíamos mencionado a los Drs. Price, Beck, Hinze, Zorzano y otros. En el lado paraguayo también se incorporaron algunos extranjeros pero en otros campos. El brasilero Juan Porta Chiggins quien fue el autor del incendio de un hospital boliviano, y otro personaje mexicano que había combatido al lado y como ayudante del legendario Pancho Villa.
(La Razón 15 de septiembre 1933, página 4, columnas 5 y 6).
Nabor Durán López, estudiante de medicina se alistó en el ejército como sanitario, pero descolló como combatiente en Saavedra, Kilómetro 7, Agua Rica y Murguía, habiendo recibido varios ascensos por su coraje en las líneas de fuego. (La Razón 6 enero 1933, pág 7, col 2).
En la revisión de algunas crónicas y fotografías encontramos muchos nombres de miembros
de la sanidad militar. Sra María de Wilde y Srta Concepción Deheza, enfermeras del hospital de Tarairí que organizó el Dr. Beck. El coronel de sanidad Dr. Israel Zegarra fue designado Jefe de Sanidad del Segundo Cuerpo del Ejército, habiendo viajado de Cochabamba a su destino en forma inmediata
para asumir sus funciones. Asimismo, el capitán de sanidad Oscar Camacho que tenía su destino en el regimiento 47 de infantería, fue destinado al campo de operaciones.
En reconocimiento de la gran labor que el Dr.Ricardo Hinze realizaba a favor de la sanidad militar, el Supremo Gobierno de la Nación le otorgó la condecoración del "Condor de los Andes" en el grado de Oficial. Además de los frecuentes envíos de instrumental quirúrgico, medicamentos y dinero para la sanidad militar,el Dr. Hinze acaba de hacer editar a su costa una serie de mapas por los que se demuestra el legítimo derecho de Bolivia sobre el Chaco Boreal, los mismos que serán distribuidos
gratuitamente por el mundo entero.
En la ciudad de La Paz, tuvo destacada labor como enfermera voluntaria en la atención de
los heridos evacuados de la guerra la Srta María Josefa Saavedra, quien muchos años
después fue notable abogada y Ministro de la Corte Suprema de Justicia.
En el manejo de instrumental médico existieron también hechos delictivos protagonizados por gentes del hampa mimetizados de sanitarios. Del regimiento Azurduy se perdió una importante cantidad de
instrumental quirúrgico, el mismo que fue encontrado en la casa de la esposa del sanitario José Vargas, quien fue sometido al tribunal militar para su procesamiento. (La Razón, 8 de Febrero de 1933, página 5, columna 7).
El profesional médico colombiano Dr. Francisco Zorzano que se desempeñaba como embajador de Colombia en Bolivia, dirigió una conceptuosa nota al Canciller de la República Dn. Demetrio Canelas ofreciendo sus servicios profesionales y pidiendo ser admitido en algún hospital de campaña o retaguardia, según se considere conveniente. El Canciller, respondió con otra nota al Dr. Zorzano agradeciendo su "bello gesto" e indicándole que con la urgencia del caso está haciendo conocer su carta a las autoridades sanitarias, sugiriendo que lo asignen a un hospital militar de La Paz, para
que no descuide sus labores de embajador.
Cumpliendo órdenes superiores, el mayor de sanidad Raúl S Lozada asumió las funciones de Director del Hospital de Villamontes, y dentro de la rutina de cambios frecuentes que se disponían especialmente entre los del servicio de sanidad. (La Razón de 1 de septiembre de 1933, página 3, columna 5).
El Director de !a Sanidad Militar en Campaña, Dr. Aurelio Melean, inspeccionó todos los puestos sanitarios de los fortines de primera línea, para constatar su trabajo. (La Razón de 1 de septiembre de 1933, página 3, columna 6).
El Director General de Sanidad del Ejército en campaña, Dr. Enrique Berríos publicó el "Reglamento de obligaciones y deberes del personal superior de sanidad en los puestos de vanguardia", con la experiencia que acumuló en su condición de cirujano mayor del primer cuerpo del ejército y su permanencia de un año en la línea de fuego y en los hospitales de vanguardia.
El 2 de Junio de 1933 se inauguró en la ciudad de Potosí uno de los mejores hospitales militares, dotado de equipos e instrumental suficiente. El Dr. Humberto Oropeza fue designado Director General y el Dr. René Morales Barrón como su inmediato colaborador.
El 16 de Junio de 1933 se produjo un incendio de grandes proporciones en el hospital de vanguardia de la localidad chaqueña de Gondra, incendio que prácticamente dió fin con el hospital del que se pudo recuperar muy poco o casi nada de sus equipos e instrumental. En el mes de septiembre, o sea tres meses después, en el Paraguay se realizó un acto público de reconocimiento y se otorgaron condecoraciones por hechos heroicos, al ciudadano brasilero Teniente Primero Juan Porta Chiggins, quien declaró ser el autor del incendio del hospital boliviano cumpliendo órdenes del capitan Ferreira, comandante de su unidad. Porta Chiggins fue citado en la orden del día por su "mérito de guerra" y se le concedió licencia de algunos días para que pudiera viajar a Asunción a recibir otros homenajes por su gran "hazaña".(La Razón , 2 de septiembre de 1933, página 8 columna 3).
El 6 de septiembre de 1933 se conmemoró el primer aniversario de la batalla de Boquerón, en la que varios médicos, enfermeras, personal de servicio de sanidad, etc, ofrendaron sus vidas en dicha memorable batalla. Germán Busch Becerra, que para entonces era oficial con el grado de mayor y posteriormente fue Presidente de la República, escribió día a día un minucioso diario de campaña y quienes lo han leído han encontrado en las listas que publica de los combatientes los nombres de varios
miembros de la sanidad militar. El original del diario de Busch se encuentra en el Museo Militar de esta ciudad.
Al consultar el libro: "La Gran Batalla" (memorias del General Manuel Marzana) encontramos varios nombres del servicio de sanidad que se incorporaron e ingresaron a la batalla de Boquerón: Eduardo Brito Miranda, Alberto Torrico Ovando (pág 279), Ulpiano Ayo, Armando Vega, Dentista Cusicanqui (Pág 300).
Después de algunas semanas de encontrarse inhabilitado y fuera de uso el equipo de Rayos X del hospital de la ciudad de Cochabamba, fue reparado a satisfacción por técnicos bolivianos quienes solucionaron un importante problema de la sanidad militar en la nombrada ciudad.
Con la llegada e incorporación a los hospitales de campaña de médicos que se encontraban en el exterior, se tomó conocimiento y aplicaron las mas modernas técnicas quirúrgicas y de tratamientos, tal
el caso de los doctores Carlos Lopez Rodrigo, Paz y Blanco que operaron al suboficial evacuado Alejandro Quiñónez quien perdió las facultades de oir y hablar, habiendo recuperado ambas por la
aplicación del método del doctor Asuero, médico español.
Luego de haber cumplido una gira completa por los hospitales en campaña para conocer sus necesidades y buscar soluciones en la sede de gobierno, regresaron a La Paz las doctoras Amelia Chopitea, Josefa Rocabado Ergueta y María Angélica Panozo. (La Razón 14 de septiembre, página 8, columna 5).
El alumno del American Institute de La Paz. Fernando Bravo fue el primero en solicitar y ser admitido como sargento de sanidad en la brigada del Dr. Frank Beck . Su actuación cono apoyo del personal médico fue con gran dedicación, tanto que por el reconocimiento de sus superiores fue ascendido al grado de subteniente de sanidad . (La Razón, 20 de septiembre 1933, pág 8, col 5).
Muchos médicos de prestigio en sus especialidades desarrollaban sus actividades particulares en la ciudad de La Paz una vez evacuados de la guerra, y atendían gratuitamente a los pacientes excombatientes.
Tal el caso del Dr. Aniceto Solares que recibía consultas y tratamientos de ojos, oídos nariz y garganta en su consultorio de la calle Jenaro Sanjinés de esta ciudad.
Eran tiempos muy diferentes a los que vivimos actualmente . La prensa nacional publicó con relieve la hazaña de algunos ciudadanos cruceños que en un automóvil Ford cubrieron la enorme distancia entre Santa Cruz y Trinidad en el tiempo increíble de cinco días.
Una intervención delicada de neurocirugía fue practicada con éxito en uno de los hospitales de la línea de fuego. El suboficial Adrián Barrenechea, recibió una bala en la frente y sus posibilidades de sobrevivir eran escasas.
Los médicos de campaña, ante la difícil situación se decidieron por hacer la cirugía, la que resultó con tanto éxito que Barrenechea pronto fue dado de alta y pudo regresar a la línea de fuego. Posteriormente tuvo desmejoría. (La Razón 28 septiembre 1933,pág 8, col 5).
Por ausencia del Dr. Abelardo Ibáñez Benavente la dirección del hospital del Banco Central fue encomendada al distinguido facultativo Dr. Valentín Gómez, quien tuvo que aceptar esta nueva situación pese a su delicado estado de salud por la dura vida que soportó durante un año en el campo de operaciones de la guerra.
El mayor de sanidad Dr. Alberto Chavez Quintanilla fue ejemplo entre sus camaradas por su actuación en los hospitales y en el campo de batalla, cuando era necesario.
Precisamente en una de las batallas fue alcanzado por el fuego enemigo dejando de existir en el acto. En días posteriores aparece la información que murió de peritonitis. (La Razón 15 de octubre, pág 8, col 6).
Los hermanos Hernán y Alberto Salamanca Ugarte, hijos del Presidente Dr. Daniel Salamanca , asistieron a la guerra del Chaco a primera línea. El segundo de los nombrados, Alberto Salamanca murió en un combate. (La Razón 17 de octubre , página 4 columnas 5 y 6).
El Dr. Roberto Landívar se incorporó como médico militar a la campaña del Chaco desde el primer día de la guerra, habiendo fundado y organizado el hospital de Ballivián, en el que ejercía las labores de primer cirujano. Después fue designado Inspector General de todos los hospitales del primero y segundo cuerpos del ejército. Finalmente, y considerando el deterioro de su salud se lo nombró director del hospital de evacuados de la ciudad de Santa Cruz. (La Razón 22 de octubre de 1933, pág
8, col 5).
Por decreto supremo de 24 de octubre de 1933 el Supremo Gobierno presidido por Dr Daniel
Salamanca, llama obligatoriamente a todos los profesionales médicos, dentistas y farmacéuticos hasta la edad de 46 años a presentarse ante las autoridades de la Sanidad Militar para recibir instrucciones y destinos, advirtiendo que los que rehuyan esta obligación serán sancionados severamente.
Posteriormente, el 15 de diciembre, el gobierno mediante otro decreto amplió la edad de los llamados a presentarse hasta los 50 años de edad.
El Ministro de la Guerra del Dr. Salamanca, Dr. Enrique Hertzog, en un extenso mensaje de su despacho se refirió a la sanidad militar en los siguientes términos:
"No hay suficientes palabras para elogiar la tarea que cumple la sanidad en el frente. No solo los médicos tienen la misión de precaver y de curar, si no que son verdaderos pioneros de civilización en las alejadas tierras del sudeste. Todos son dignos de mención en la abnegada misión en la que están empeñados, creo que como estímulo debo mencionar a algunos como los Drs Enrique Berríos, Barrero, Alberto Reyes, Navarre, Miguel Levy, Tapia, director del hospital de Murguía, Genaro Mariaca, el oculista Torres. La sanidad del interior colabora en forma eficaz y empeñosa a la sanidad en campaña y mereceuna palabra de gratitud". (La Razón, 14 de noviembre de 1933, página 8, columna 4),
El Dr. Jorge René Delgadillo, después de haber cumplido arduas labores médicas en los hospitales de campaña, fue merecedor de una corta licencia que la empleó en un viaje a Moliendo, donde dio una amplia conferencia de prensa, como médico y como combatiente.(La Razón 30 noviembre 1933, pág 8, col 6).
Entonces, como ahora y como siempre, los diputados tenían privilegios . Los llamados "padres de la patria", y entre ellos seguramente habían algunos profesionales de ramas médicas, dispusieron mediante resolución camaral que sus dietas estaban eximidas de todo descuento (se referían al descuento para sostener la guerra que era para todos los sueldos y salarios del país) y que los diputados igualmente estaban eximidos de la obligación de enrolarse en el ejército . (Ver La Razón del martes 19 de diciembre de 1933, página 4, columnas 3,4 y 5, bajo el título de: "Se dio un voto ignominioso y antipatriótico en la cámara").
A fines de octubre de 1933 falleció en Sucre la Sra Clotilde Urioste vda de Argandoña, Princesa de la Glorieta y poseedora de una de las mayores fortunas, probablemente la mayor, de la capital de la república. Fue la esposa de Don Francisco Argandoña, Príncipe de La Glorieta y exitoso industrial de la época. Esta referencia resulta indispensable para comentar que doña Clotilde, muy querida por toda la población por sus actos de filantropía, dejó su testamento que ante notario fue abierto y leído dos semanas después de su muerte. En dicho testamento dejaba importantes sumas de dinero para la sanidad militar y hospitales de la guerra del Chaco, lo que mereció la gratitud del país y habría de ser un gran alivio para el ejército.
Desafortunadamente, unos parientes de doña Clotilde presentaron un otro testamento que anulaba el primero. Sin entrar en el tema si era apócrifo o nó, la aparición del segundo testamento dejó en suspenso la aplicación del primero, por lo que la sanidad militar no llegó a percibir las asignaciones que decía el testamento original. Posteriormente esta situación tuvo un final que no es motivo de este trabajo y que consiguientemente no lo comentamos.
La farmacia del fortín Muñoz era,probablemente, la mas grande y de mayor movimiento de la campaña del Chaco. Su regente Dra Antonieta de la Riva fue casi obligada a tomar unos días de licencia por haber cumplido un año seguido en tales funciones, y en uso de esta licencia viajó a la ciudad de La Paz para tramitar mayor dotación de medicamentos y su reincorporación a la farmacia del fortín Muñoz.
El Dr. René Zamora Arrieta, médico conocido y catedrático en la universidad de Sucre, llegó a Cochabamba por una corta visita en los días de licencia que le concedieron por su larga estadía en el campo de operaciones. El Dr. Roberto Landívar, nuevamente tenemos que referirnos a este prestigioso profesional que era mandado de un lugar a otro por requerimiento de sus servicios, fue nombrado Director General de Sanidad del Departamento de Santa Cruz y Director del hospital militar de esa ciudad.
En un mensaje a la nación, el General Hans Kundt dijo que las labores sanitarias son las que satisfacen mas en los frentes de batalla, y expresó otras palabras de elogio muy justas para el personal de la sanidad militar.
El capitán de sanidad Dr. Teófilo Calderón de la Barca participó en la evacuación de las tropas bolivianas del fortín Alihuatá en su condición de cirujano del regimiento sexto de caballería. Al parecer, en la retirada deAlihuatá y junto a un pequeño grupo de camilleros,tomó una senda equivocada y desde ese momento no se ha sabido absolutamente nada del médico ni de sus acompañantes.
Para este trabajo he leído muchas crónicas y he encontrado muchos nombres de fortines, ríos, hospitales, poblaciones, etc, y naturalmente muchos de ellos de profesionales y no profesionales que integraban la sanidad militar y tuvieron actitudes muy valiosas durante
la campaña. Debo mencionar algunos : el Dr. José Guzmán Baldivieso que ofició de secretario y acompañó al Dr. Ibáñez Benavente. Los Drs Dardo Rocha, Calderón Mendoza, Aparicio, Tardío y Aniceto Solares trabajaron en los hospitales de campaña exponiéndose a ser alcanzados por el fuego
enemigo.
En uno de los cientos de documentos que revisé para hacer este trabajo encontré un relato interesante del propio protagonista, el soldado boliviano Máximo Romero. Su lectura me recordó, en el acto, esta historia que la escuché de labios de mi tío Hely Céspedes Toro, hermano de mi padre, ex-combatiente de la guerra del Chaco y muerto en la guerra civil de septiembre de 1949.
El relato fue hecho por el propio soldado boliviano Máximo Romero en una carta enviada desde la argentina a su hermana Raquel Romero y publicada en "La Razón" (Página 4 del viernes 14 de Julio de 1933):
Romero fue tomado prisionero y llevado para su custodia a un pequeño, pequeñísimo, fortín paraguayo en el que casi no había agua ni alimento, y entregado a los pocos soldados paraguayos, tres o cuatro, para su custodia, quienes rotaban para controlar al prisionero. Uno de estos soldados paraguayos congenió con el prisionero y se hicieron muy buenos amigos y una noche, analizando la situación, vieron que en realidad los dos eran prisioneros, ninguno podía salir de allí, y estaban condenados a morir de inanición, por lo que decidieron escapar hacia el monte en busca de la libertad. Nueve días y nueve noches deambularon por el monte, sin agua ni alimento que se les habían acabado al cuarto día.
Durante todos esos días se auxiliaban uno al otro, el paraguayo conocía mas el terreno en el que se movían y el boliviano cuidaba con algún conocimiento la salud de ambos. Uno dormía y el otro vigilaba la presencia de insectos y alimañas. Rendidos y enfermos llegaron, por fin y por casualidad, al río Pilcomayo donde se encontraron con un campesino argentino montado a caballo que había sido reclutado a la fuerza por los paraguayos y obligado a ser centinela de esa zona. Cruzaron el río agarrados de la cola del equino y se despidieron boliviano y paraguayo con fuerte y fraternal abrazo, diciéndose: "adiós hermano boliviano. He aprendido a querer a Bolivia a través tuyo" y "adiós hermano paraguayo, yo también he aprendido a querer a tu país, por tí".

REFERENCIAS
"LA RAZON" principal periódico del año  1933, de circulación nacional y edición diaria
MARZANA MANUEL: " La gran batalla,  Memorias ". Libro de 314 páginas editado por  producciones "CINA" La Paz, Bolivia..
BUSCH BECERRA GERMAN: "Diario de  campaña de Boquerón ".

QUEREJAZU CALVO ROBERTO: Prologuista del libro " La gran batalla ".
REFERENCIAS ORALES DE VARIOS EXCOMBATIENTES, especialmente del Cnl. David Toro Ruilova y del Cap. Hel_ Céspedes Toro.