PRÓLOGO

Julio C. Irahola Aguirre, Ed.D.
Metanoia Educación Virtual

Sin duda alguna, en las sociedades contemporáneas la Historia tiene un papel importante.  La Historia es un conocimiento que suele utilizarse como justificación del presente. Vivimos en el seno de sociedades que utilizan la historia para legitimar las acciones políticas, culturales y sociales, y ello no constituye ninguna novedad. 

La presencia de la Historia en programas de educación se justifica por muchas y variadas razones. Además de formar parte de la construcción de cualquier perspectiva conceptual en el marco de las ciencias sociales, tiene un interés propio y autosuficiente como materia educativa de gran potencialidad formadora. El estudio de la Historia sirve en la educación para: 

   1  Facilitar la comprensión del presente, ya que no hay nada en el presente que no pueda ser comprendido mejor conociendo los antecedentes. La historia no explica el presente, sino el pasado. Y no es sólo el relato del pasado, sino el análisis de éste. Sirve para explicar el presente porque ofrece una perspectiva que ayuda a su comprensión. 

  2 Ofrecer un marco de referencia para entender las problemática social, para situar la importancia de los acontecimientos, para usar críticamente la información, en definitiva, para vivir con la plena conciencia ciudadana. 

  Despertar el interés por el pasado, lo cual indica que la Historia no es sinónimo de pasado. El pasado es lo que ocurrió, la Historia es la investigación que explica y da coherencia a este pasado. Por ello, la Historia plantea cuestiones fundamentales sobre este pasado desde el presente, lo que no deja de ser una reflexión de gran contemporaneidad y, por lo tanto, susceptible de compromiso. 

  4 Potenciar un sentido de identidad. Tener una conciencia de los orígenes significa que podrán compartir valores, costumbres, ideas, etc. Esta cuestión es fácilmente manipulable desde ópticas y exageraciones. Nuestra concepción de la educación no puede llevar a la exclusión o al sectarismo, por lo que la propia identidad siempre cobrará su positiva dimensión en la medida que movilice hacia la mejor comprensión de lo distinto, lo que equivale a hablar de valores de tolerancia y de valoración de lo diferente. 

  5 Ayudar en la comprensión de sus propias raíces culturales y de la herencia común. Este aspecto va íntimamente ligado al punto anterior. No se puede imponer una cultura estándar ni uniforme. 

  6 Contribuir al conocimiento y comprensión de otras culturas. La Historia ha de ser un instrumento para ayudar a valorar a las demás culturas. 

  7 Contribuir a desarrollar las facultades de la mente mediante un estudio disciplinado, ya que la Historia depende en gran medida de la investigación rigurosa y sistemática. El conocimiento histórico es una disciplina para la formación de ideas sobre los hechos humanos, lo que permite la formulación de opiniones y análisis sobre las cosas mucho más estrictas y racionales. El proceso que lleva a ello es un excelente ejercicio intelectual.

  8 Introducir en el conocimiento y dominio de una metodología rigurosa propia de la Historia. Las habilidades que se requieren para reconstruir el pasado son útiles para la formación. El método histórico puede ser simulado en el ámbito didáctico, lo que supone el entrenamiento en la capacidad de análisis, inferencia, formulación de hipótesis, etc. 

  9 Enriquecer otras áreas del curriculum, ya que el alcance de la Historia es inmenso; trata de organizar todo el pasado y, por lo tanto, su estudio sirve para fortalecer otras ramas del conocimiento; es útil para la educación, literatura, filosofía, para el conocimiento del progreso científico, para la música, etc. De hecho, hay muchas disciplinas que no son posibles sin conocer algo de la Historia y de su Historia. 
 

La historia militar rescata la interrelación entre los aspectos militar, académico, social, político, económico y demás elementos propios del contexto, incorporando problemas institucionales, soluciones, desarrollos y las relaciones entre la autoridad civil y los militares. No se trata únicamente del estudio de las batallas y lo que ellas involucran (conductores, ejércitos, medios, tiempo y lugar, doctrinas).
 

Comprobamos, con mucho pesar, que el tema de la Guerra del Chaco –motivo principal de este documento- es presentado en gran parte de los textos escolares y universitarios como una “pérdida territorial” más. 

“La falta de investigaciones objetivas y rigurosas”, el “folclore histórico”, “la implantación de ideas mal formadas”, “simplificaciones, mitos y medias verdades”, “producción histórica distorsionada y obediente a intereses” –como dirán nuestros expositores-, han perpetuando sarcasmos frívolos que incumben un amplio y torticero desconocimiento de la realidad.

Profundizar en su abordaje es, justamente, una de las recomendaciones del I Congreso Nacional de Historia de Tierras Bajas de Bolivia, desarrollado en 2012. Surge así el “(I) Encuentro Nacional sobre Historia de la Guerra del Chaco”. Su título hace referencia a dos aspectos: es la primera vez que se reúne una cantidad significativa de investigadores a nivel nacional para compartir sus conocimientos sobre esta temática y, porque la trascendencia del tema hace indispensable la realización de nuevas versiones. 

Estimo, en este sentido, que la labor que están llevando a cabo las instituciones organizadoras1 es de una valía inestimable y digna de mayor encomio, no solamente por contribuir a la recta formación intelectual y humanística, de la cual pueden derivarse, quizá, la aparición de investigaciones que suplan la falta de objetividad que se aprecia en algunos sectores de la opinión pública acerca de la verdadera historia, sin duda, por una escasez de conocimientos que sólo el manejo crítico de los datos puede proporcionar. 
 

Nada queda por decir acerca de los expositores, quienes son especialistas con investigación y obra acreditada, que demostraron, en cada caso, la valía y el conocimiento de lo que expusieron, a quienes esperamos que, en siguientes versiones, puedan sumarse otros muchos investigadores que en ésta ocasión no han podido ser tomados en cuenta debido a la restricción de tiempos.

 

ORGANIZADORES
 

Academia Boliviana de Historia Militar filial Cochabamba, Carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés, Comisión Episcopal de Educación, Metanoia Educación Virtual, Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés, Fe y Alegría, Instituto de Investigaciones Históricas, Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba, Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba, Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos de Cochabamba, y Sociedad Geográfica y de Historia de Sucre.

 


Sirva el presente documento para corregir los errores históricos e introducir a todos los lectores en el apasionante mundo de la investigación histórica.