Rafael Pabón Cuevas. Piloto de la Aviación Boliviana
en la Guerra del Chaco.

• En la guerra del Chaco se usó por primera vez en América Latina la aviación militar con combates aéreos, bombardeos y labores de reconocimiento en los frentes de batalla.
• El primer combate aéreo del continente americano entre naciones beligerantes, ocurrió el 4 de diciembre de 1932. El vencedor de éste combate fue el piloto boliviano Rafael Pabón, quien hábilmente derribó la aeronave paraguaya un Potez 25. Pabón derribó tres aeronaves paraguayas. Sus hazañas se convirtieron en leyenda dentro y fuera de las trincheras.
• El 28 de septiembre un Potez 25 paraguayo se enfrentó a un Vickers Vespa boliviano. El piloto paraguayo, Tte. Emilio Rocholl, fue herido pero pudo regresar con su avión.

Tenía apenas 31 años, aquel 12 de agosto de 1934, cuando su avión cayó en combate aéreo sobre el Fortín Florida en plena Guerra del Chaco. En aquellas calurosas tierras quedaba truncada la vida de Rafael Pabón Cuevas, uno de los precursores de la aviación en Bolivia y uno de sus mejores pilotos. Sin embargo, pese a su popularidad, tras su muerte el Congreso Nacional decretó duelo nacional con cierre de oficinas en la ciudad de La Paz, fue quedando en el olvido y es poco difundida la información acerca de su apasionante vida.

Por la escasa información publicada sobre Rafael Pabón Cuevas se sabe que nació en Irupana, Departamento de La Paz, el 23 de julio de 1903. Ingresó en la Escuela de Mecánicos de Aviación de Kelly Field (USA) y estudió en otros centros de formación en Estados Unidos, donde obtuvo el título de piloto (1920-1925). Gran parte de las imágenes que se han conservado pertenecen a este periodo. El piloto se especializó en acrobacias y luego se incorporó al Ejército boliviano. Su primer destino fue la Escuela Militar de Aviación de El Alto en 1926, donde fue instructor. Cinco años después alcanzó el récord sudamericano de altura al llevar su avión Vickers a los 10.500 metros en 67 minutos. Además de su intrepidez, el joven aviador trató de aprovechar sus conocimientos y participó activamente en el experimento fallido de tratar de fabricar un avión en Bolivia.

Cuando estalló la Guerra del Chaco fue transferido al Fortín Muñoz e intervino en la captura del Fortín Bogado, en la defensa de Boquerón, Agua Rica, Yuqra, Castillo y Arce e innumerables misiones de reconocimiento, bombardeo y combate. Durante los enfrentamientos con los aviadores paraguayos derribó tres aeronaves y es considerado el gran triunfador de la primera batalla aérea en Sudamérica. Según los relatos de la época, el combate ocurrió en la región denominada Kilómetro 7. En aquella ocasión, Pabón tripulaba un Vickers y el avión enemigo que abatió fue un Potez 25. Sus hazañas se convirtieron en leyenda y eran relatadas con orgullo dentro y fuera de las trincheras. Es por eso que su muerte fue muy sentida en la época. Las fotografías recuperan su memoria y sirven como testimonios visuales de parte de nuestra historia. Además, las imágenes de esta colección tienen valor, porque muestran verdaderos prototipos de aeronaves, muchas de ellas de vida efímera y que tal vez estas fotografías sean la única constancia de su existencia.

La Guerra del Chaco fue el primer conflicto internacional americano en el cual se usaron aviones. Esta guerra para la aviación fue muy costosa, tanto en vidas humanas como en materiales. Bolivia poseía una de las mejores fuerzas aéreas de América pero esto no evitó que se retrocediera hasta Villa Montes. Bolivia no tenía conocimiento del uso táctico y estratégico del Arma Aérea y desaprovechó la utilización de su poderosa aviación militar. Paraguay tenía algunos pilotos, mecánicos y ajustadores veteranos de la Revolución de 1922. Una guerra civil donde el gobierno y los rebeldes usaron el avión como arma de guerra y Félix Estigarribia pudo contemplar de primera mano el uso letal de esta arma tan novedosa para el continente.

Durante los meses de julio y agosto de 1932, los paraguayos construyeron una pista de aterrizaje en su base de avanzada en Isla Poi y desplazaron una pequeña fuerza de aviones de combate en tareas de reconocimiento de las posiciones enemigas, prácticamente todo lo que Paraguay poseía en términos de poderío aéreo. Bolivia poseía una fuerza aérea numéricamente superior, pero estaban limitados por no tener aeródromos cercanos a las zonas de combate. A pesar de esto, si la Fuerza Aérea Boliviana podía atacar, atacaba, y de forma eficaz. El Teniente Coronel Bernardino Bilbao Rioja tomó el mando de las unidades de la Fuerza Aérea Boliviana en el Chaco a inicios del conflicto y en julio de 1932 concentró su fuerza en la base principal en Villa Montes con una base de avanzada en Muñoz.

En julio de 1932, la aviación boliviana desplazó tres aviones de combate Vickers Vespa, tres bombarderos Breguet y seis Vickers Type 143 a sus pistas de avanzada. En vista de la situación estratégica, el Tte. Cnel Bilbao visitó al comandante Peñaranda y afirmó que el mejor uso de la superior Fuerza Aérea Boliviana era bombardear la base paraguaya principal en Puerto Casado en el Río Paraguay ya que cada hombre, camión, caballo y munición entraba por ese puerto en camino hacia el frente de batalla en el centro del Chaco. Además, en una violenta confrontación con el Cnl. Enrique Peñaranda, Bilbao Rioja insistió en bombardear Asunción para poder quebrantar el estado de ánimo paraguayo. Con las pistas de aterrizaje de avanzada en Muñoz y Ballivían, el Cuerpo Aéreo Boliviano estaba al alcance de Asunción y Puerto Casado.

El alto mando de Bolivia desaprobó las demandas de Bilbao Rioja ya que pensaban, y no se equivocaron, que bombardear Asunción suscitaría protestas internacionales en contra de Bolivia.

Sin embargo, se autorizó varias incursiones en contra de la base paraguaya en Puerto Casado. Esas incursiones provocaron una fuerte reacción por parte del gobierno argentino ya que muchos argentinos vivían en Puerto Casado y administraban la locomotora que iba hasta el Chaco, además apoyaban la iniciativa de la guerra paraguaya. Argentina, aunque oficialmente neutral durante la guerra, poseía una neutralidad que se podía describir como sumamente amistosa hacia los paraguayos. Los argentinos le entregaron equipo e información de inteligencia a Paraguay y también le brindó apoyo financiero. Después del bombardeo de Puerto Casado en 1933, los argentinos le comunicaron a Bolivia que ellos no tolerarían bajas de sus civiles y enérgicamente insinuaron que quizás ayudarían a Paraguay si los ataques continuaban. Ante ese dilema, Bolivia sensatamente canceló los ataques aéreos. Desde ese momento en la campaña, el Cuerpo Aéreo Boliviano se utilizaría principalmente en el frente llevando a cabo misiones de reconocimiento, patrullaje aéreo y apoyo aéreo cercano.

Desde el comienzo, Bilbao Rioja le ordenó a sus aviones que llevaran a cabo patrullajes agresivos sobre el Chaco y los bolivianos perdieron por lo menos un Vickers Vespa a causa del fuego antiaéreo a fines de julio del año 1933. Durante la batalla de Boquerón, ambos lados llevaron a cabo numerosos ataques en apoyo a las tropas terrestres. Entre el 9 y el 29 de septiembre de 1933, Potez 25 paraguayos, escoltados por aviones de combate Wibault 73, efectuaron 12 ataques de bombardeo sobre los bolivianos en Boquerón. Los paraguayos también utilizaron sus bombarderos Potez 25, equipados con radios, como concentradores de artillería para sus cañones Schneider de 75 mm. Aunque ambas fuerzas aéreas habían volado misiones de reconocimiento y de apoyo aéreo cercano durante la campaña de Boquerón.